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Estimado camarada:

                             Si estás atravesando una situación de abuso de autoridad, quiero que sepas que no estás solo. Es importante que leas esto y sepas que hay caminos para actuar. Dejame ayudarte.

                    Como miembros del "instrumento militar de la Defensa Nacional" (art. 20 de la Ley de Defensa Nacional y rt. 3, inc. 2, ap. a y b de la Ley 19.101), estamos sujetos a la disciplina, la jerarquía y la subordinación (Código de Disciplina). Esto es esencial para la función militar. Pero la disciplina no debe convertirse en un mecanismo de coacción ni en una herramienta para el beneficio personal de quienes la ejercen. Su propósito es claro: "garantizar el cumplimiento de la misión que la Constitución Nacional, las leyes dictadas en consecuencia y las órdenes del Comandante en Jefe nos encomiendan" (art. 1 del Código de Disciplina). Expresiones como "autoridad que no abusa, pierde prestigio" son inaceptables en una sociedad democrática y en unas fuerzas armadas profesionales.

                 Sin embargo, en algunas circunstancias, estas normas pueden ser malinterpretadas o utilizadas de manera indebida por personas que hacen del uniforme un mero disfraz. Sabemos que no siempre es fácil canalizar un reclamo o exponer una situación injusta. Hay obstáculos reales, como la dificultad de que una denuncia prospere cuando los abusos provienen de nuestros superiores o dentro de la cadena de comando (el superior no dará curso al reclamo y la instancia siguiente suele desestimarla tras una "charla de conducción", confiando en la palabra del abusivo más que en la del agredido). También hay obstáculos psicológicos, como el temor a represalias, la presión del entorno o los escrúpulos a la hora de romper la vía jerárquica: Creeme, estuve ahí.

 

                    Insisto, la disciplina militar no debe ser utilizada como medio de coacción sino como un "instrumento al servicio exclusivo del cumplimiento eficiente de las funciones, tareas y objetivos que la Constitución Nacional, las leyes dictadas en su consecuencia y las órdenes del comandante en jefe encomiendan a todo el personal militar de las fuerzas armadas" (Código de Disciplina).

                 Cuando esto ocurre, la consecuencia es siempre la misma: profesionales valiosos ven afectadas sus carreras o se van, mientras otros, que no honran el uniforme, siguen avanzando sin consecuencias. No debería ser así.

                 También vemos cómo algunos Comandantes o Directores Generales alcanzan sus puestos serruchando a sus superiores o pisoteando a pares y subordinados, cubriéndose mutuamente, mientras pretenden dar cátedra de honestidad y rectitud. Así desvirtúan la institución a la que deberían servir con honor y lealtad. O cómo aquellos que antes se decían amigos y nos daban su "apoyo" y consejo en privado, hoy huyen o tratan con pleitesía a los mismos que nos perjudicaron y no dudarían en perjudicarlos a ellos (Art. 249 bis del Código Penal).

 

              Por eso, si estás enfrentando una situación de abuso de autoridad, entendida como cualquier forma de maltrato (art. 249 del Código Penal), mediante prácticas sutiles y pequeñas pero persistentes que van produciendo efectos nocivos por acumulación con vistas a desplazarte o eliminarte de la institución (Circular AUFA 15/2009), lo que conocemos como "guerra de desgaste", te invito a que me escribas y conversemos. Podemos ayudarte. No se trata de ir en contra de la institución, sino de preservar sus valores fundamentales: el honor, el respeto, la justicia y la vocación de servicio.

               No abandones tu vocación ni tu compromiso con la institución por culpa de unos pocos abusivos. Escribime. Hablemos. No permitas que una mala práctica arruine tu carrera y tu futuro: ¡Nosotros podemos ayudarte!

 

Dr. Pupi

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